Desde el instante en que Javier Milei blanqueó su intención de competir en la carrera presidencial resultaba fácil pronosticar que, en caso de que acceda a la primera magistratura, su Gobierno mostraría un fuerte acento en cuestiones de la economía. Esto se debe a su profesión; pero por sobre todo, a cuánto lo apasiona este tema, algo que ya dejaba ver en sus épocas de panelista de programas de televisión. El anuncio de la dolarización y la amenaza del cierre del Banco Central de la República Argentina -con sus implicancias- durante la campaña electoral son dos ejemplos, aún latentes, sobre sus objetivos.
Y ahora que cumple un centenar de días al frente del Poder Ejecutivo Nacional puede verse que así fue. A diferencia de otras administraciones -en especial, las kirchneristas-, en las cuales las medidas económicas estaban marcadas por las políticas sociales, en la gestión de Milei lo social -y lo político- está subordinado a la economía.
Pero de las medidas adoptadas durante este lapso, ¿ante cuáles cabe celebrar y cuáles motivan descontento? LA GACETA solicitó la opinión de tres especialistas: la doctora en Economía Ana María Cerro -profesora titular del Instituto de Investigaciones Económicas-, el máster en economía Gabriel Amos Fridrij -docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán-, y el licenciado en Economía Martín Correa -principal referente del Partido Obrero en la provincia-.